Es bastante común que exista confusión entre el significado de los conceptos fumigación y control de plagas. A pesar de que ambos procesos tratan la eliminación de insectos u otros seres indeseados, son dos servicios completamente distintos en los que no se emplean los mismos métodos. Por eso, a continuación, hablaremos de las principales diferencias entre fumigación y control de plagas.
Fumigación
Este proceso elimina las plagas mediante el uso de humos tóxicos: determinados productos químicos se liberan en el aire o se inyectan en el suelo con el objetivo de acabar con ellas. Estos humos, a pesar de ser muy dañinos, pueden no lograr acabar con la plaga al 100%, ya que muchas de ellas tienen una increíble capacidad para adaptarse a los cambios del entorno.
La acción de fumigar es un método agresivo al que sólo debe recurrirse cuando el resto de opciones no sean suficientes para acabar con la infestación. Además, es vital contar con los conocimientos adecuados para llevar a cabo una fumigación, ya que los productos empleados son muy potentes y, de no hacerlo, pueden llegar a causar daños en las personas y el entorno.
Control de plagas
Por el contrario, el control de plagas busca reducir lo máximo posible el uso de productos tan tóxicos como son los plaguicidas, para así evitar la contaminación medioambiental innecesaria y los problemas sobre la salud de las personas.
Para poder hacer esto, a la vez que se logra alejar la plaga en cuestión de una manera eficaz, un equipo formado por profesionales la identifica e investiga y observa todo lo necesario sobre sus hábitos y estilo de vida. Una vez recopilada la información, se evalúan las estrategias que pueden emplearse para controlarla, y se elabora un plan de actuación personalizado para cada caso. Así, el problema se elimina de raíz y se previene la reaparición del mismo en el futuro.
Las empresas especializadas en el control de plagas, como es el caso de Cosaplag, realizan todo tipo de labores de desinsectación, desratización y desinfección siguiendo estas pautas. De esta manera, se logra acabar con las plagas de forma directa y limpia.
¿Qué opción elegir?
En resumidas cuentas, podemos afirmar que existen muchas diferencias entre el control de plagas y la fumigación, y que son dos procesos distintos: con el primero, lo que buscamos es evitar la infestación de determinados insectos o roedores a través de medidas más respetuosas con el medioambiente; mientras que la fumigación tiene como objetivo acabar con una plaga ya existente en un punto determinado, haciendo uso de productos tóxicos.
Tener claras estas diferencias es algo vital a la hora de decidir cuál de estos servicios contratar. Aunque el término de fumigación esté muy extendido, no siempre es necesario emplear esta opción para acabar con una plaga. Además, si contamos con la colaboración de una empresa especializada en el control de plagas que se ocupe de la inspección, observación… De nuestras instalaciones, prevendremos la aparición de cualquier insecto o roedor no deseado y, consecuentemente, evitaremos tener que recurrir a la fumigación.